Hace 20 años yo era un niño modelo: nunca me metía en problemas, mis notas eran perfectas, era un católico ejemplar, tenía pocas amistades pues sabía escogerlas, era hogareño y altamente respetuoso, buscaba la perfección en todo lo que hacía, mi máxima prioridad eran mis estudios, estaba ciego ante los problemas familiares, ambicionaba la aplastante superioridad sobre mis contemporáneos en todo lo que hacía y el miedo al fracaso era inexistente, pues el trabajo duro nunca me dejó conocerlo. Toda una promesa.
Redacto esta entrada el 07 de junio de 2015, mañana cumplo 30 años de edad: adulto.
Hace 10 años mi mente era un caos: me preocupaba demasiado por asuntos familiares que no podía resolver, me buscaba problemas gratuitos, mis relaciones de amistad eran la cosa más frágil y desechable del mundo, mis ambiciones eran casi inexistentes, mi tiempo libre era abundante y mal arovechado, el miedo al fracaso era imperante en mi rutina, carecía de un oficio que me hiciera sentir pleno, mi mundo se encontraba dentro de 4 paredes y la apatía era mi compañera. Mi futuro era incierto.
Redacto esta entrada el 07 de junio de 2015, mañana cumplo 30 años de edad: presente.
Son días extraños: los viejos problemas familiaries se han vuelto casi inexistentes, los nuevos me causan terror, mi vida espiritual se cimenta en un dogma personalizado, las amistades se multiplicaron y son más sólidas que nunca, mis prioridades son cada vez más enfocadas al bienestar de otros por encima del mío mismo, la búsqueda de la superioridad sobre el resto desapareció, el miedo al fracaso me emociona pues aprendí que el fracaso también abre nuevos caminos, no busco problemas pero tampoco los evado, mi oficio me gusta mucho y dejó de ser mi única fuente de ingresos, estoy sacando provecho tangible a conocimientos que creía inútiles, mi mundo se sigue expandiendo a alcances mayores y dando entrada a más gente que lo está conociendo (aunque sigo siendo un celoso de compartir mi tiempo libre), la apatía se aleja cada día más de mí, los planes a futuro siguen aumentando y cada día dedico más tiempo/recursos a llevar una vida más saludable.
Como me siento?
Emocionado. Emocionado por continuar con esta cadena de sucesos aleatorios que llamamos vida. Emocionado por esos grandes momentos que estoy seguro viviré los proximos 10 años y en los que ya estoy trabajando.
Como me siento?
Como si la vida me estuviera tratando injustamente, siento que al día de hoy estoy recibiendo más de lo que en realidad merezco/he sembrado. Se siente raro, se siente injusto. Siento que llevo una vida privilegiada por causas en las que yo no he trabajado lo suficiente. Siento que la justicia se olvidó de mí, como si me hubiera traspapelado entre sus archivos de buenaventura; como un tanuki tramposo.
Como me siento?
Siento que tengo atornillado el mundo a mi dedo meñique, siento que lo estoy levantando cuando en realidad estoy boca abajo.