Hubo una época hace algunos años en que tenía mucho tiempo libre, era una época muy bonita (a su manera) y de grandes satisfacciones, y durante este tiempo tuve la dicha de compartir un hobbie con un gran amigo. Este hobbie es lo que mi amigo consideraba "el siguiente paso evolutivo del ajedrez", su nombre era Disgaea.
Disgaea es un SRPG desarrollado por Nippon Ichi y presentado por Atlus, ferozmente divertido y muy adictivo, gran storyle y bla bla bla. No quiero hablar de Disgaea, ni de mi amigo, ni de la época en que dediqué algunos cientos de horas de mi tiempo riéndome a carcajadas, no, no quiero.
Quiero hablar de unos peronajes secundarios dentro de la trama, unos malhumorados y explosivos: los prinnies.
Y que es un prinny?
Los prinnies son unos seres de apariencia pingüinezca, chaparritos (no se fijen en el tamaño del prinnie del video anterior) que viven en el inframundo, son avariciosos y su función es el ser sirvientes de los demonios que allí habitan.
Lo interesante de ellos es que trabajan muy duro y son explotados hasta el cansancio a cambio de unas pocas monedas que los demonios les entregan practicamente cuando así les place; monedas que guardan en sus cangureras y que atesoran más que a cualquier cosa.
Y que es lo que hace tan avariciosos a los prinnies?
(SPOILER) los prinnies son contenedores de las almas de los humanos que vivieron en pecado, sus almas son arrojadas al inframundo en donde son depositadas en los cuerpos de los prinnies y allí tienen que trabajar muy duro por unas pocas monedas que los acerque cada vez más a la redención.
Redención?
Cada cierto tiempo (mucho), la luna que ilumina el inframundo se torna roja, cuando esto sucede los prinnies dejan cualquier cosa que estén haciendo para reunirse y practicar un ritual en el que aquellos afortunados que hayan soportado el maltrato e injusticias de los demonios y cuenten con las suficientes monedas podrán renacer fuera del inframundo.
Estos personajes son presentados desde el inicio como sirvientes, enojones, convenencieros y sobre todo adorables. Además de que tienen la cualidad de que al ser arrojados explotan al caer (?). Pero después de algunas decenas de horas en las que ríes de las situaciones hilarantes en las que son involucrados por sus amos (incluyendo al jugador), se revela el tranfondo de la avaricia de los prinnies.
Y es en este momento en el que el "gulp!" se escucha en nuestros cuellos, ya que aquellos "pingüinitos" solo buscan la redención lograda a travez de las situaciones humillantes y comprometedoras a las que son sometidos.
El pensar que solo unos pocos elegidos logran el perdón de sus faltas me cambió el mood y me hizo respetar a los prinnies que continuaban a mi cargo.
Saber que tras la marcha de algunos de sus compañeros, el resto tendría que seguir trabajando duro (20 horas al día según la trama) para recibir un insignificante pago en metales me provocaba tristeza y pena por esas pobres criaturas.
Nippon Ichi me la aplicó, me la aplicó en el buen sentido, Nippon Ichi me recordó porque me gustan los videojuegos, me recordó que hay historias que se cuentan y otras que se viven. Porque no es lo mismo narrar en un blog una triste historia de explotación a ser quien toma la desición de explotar.
Yo por mi parte dedico un espacio en este blog para exponer la situación de los prinnies y guardo la ilusión de que no tarde en aparecer de nuevo la salvadora luna roja.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
jueves, 1 de noviembre de 2012
Egoísmo y atención
Hace unas horas escuchaba un podcast llamado Score, en su edición #48.
En este podcast Daniel Mastreta menciona que no somos nadie para exigir cuando no producimos, incluyendo el amor de pareja. No podemos dejar ir a la gente que nos ama pensando que somos merecedores de que aparezca en nuestras vidas alguien que nos ofrezca más que amor, no somos quien para respaldar una idea tan egoísta.
Tuve que pausar la grabación para reflexionar acerca de su comentario, permanecí varios minutos analizando la situación con mis audífinos puestos y aún un poco confundido llegué a una conclusión no muy diferente.
Las personas, por personas que somos tenemos necesidad de atención. Factores como la educación o el autoestima pueden alterar esta necesidad, sin embargo el deseo sigue siendo natural.
Cuando este deseo se ve respaldado por una egoísta idea de superioridad es que surge el pensamiento de "merezco alguien mejor", que es un pensamiento que en algún momento se hace presente en los seres humanos que viven una relación de pareja. Mastreta mencionaba la idea de "alguien mejor" refiriéndose a alguien que ofreciera más que solo amor, sin embargo dicho deseo puede referirse en las personas (dependiendo su situación) a un "merezco alguien que me de más dinero", "merezco alguien que me de más atención", "merezco alguien que me de más tiempo", etc.
Dependiendo de la necesidad de la persona tiende a ser la ramificación del deseo egoísta. Si vives una relación de pareja en donde la principal oportunidad de mejora recae en el amor, el deseo egoísta de atención será abanderado con la frase "merezco alguien que me ame más". Cuando la oportunidad de mejora en la vida en pareja recae en el sexo, el deseo egoísta de atención será recurrido bajo la frase "merezco alguien que me de mejor sexo", y así en cada situación.
No dudo que habrá casos de pareja en donde de plano haya carencias muy grandes que lleven a la persona a buscar un nuevo compañero(a), lo cual es muy válido siempre y cuando se platique primero con la pareja exponiendo las necesidades no cubiertas., lo mejor es sentarse, ser sinceros y decir "necesito ser atendido mejor en X o Y aspecto".
Pero cuando somos alguien que no producimos en la relación de pareja o no producimos lo suficiente para lograr estabilidad, el deseo de sentirse merecedor de alguien mejor pierde validez.
Veámoslo desde un punto de vista más sencillo.
Todos buscamos una mejor oportunidad laboral, ya sea con un mejor sueldo, con un mejor horario o algo que nos coloque en una mejor situación que la que vivimos todos los días, y esta búsqueda es algo muy natural en los trabajadores. Sin embargo, sería conveniente sincerarnos y analizar si el esfuerzo y dedicación que estamos haciendo en nuestro actual empleo es o no congruente con el sueldo o las condiciones laborales en las que me desempeño y con mi deseo por conseguir un mejor empleo.
Si mi esfuerzo no se ve reflejado en una necesidad cubierta, lo mejor es hablar con mi jefe y decirle "oye, mi necesidad no está cubierta a pesar del esfuezo", y entonces, y solo entonces, si no hay una respuesta positiva para cubrir la necesidad es que se busca "algo mejor" en otra empresa.
Caso contrario, lamentablemente vivimos en un mundo donde los trabajadores buscan el trabajar (esforzarse) menos y obtener más, a veces dentro del mismo empleo o si es necesario en una empresa "mejor", no el esforzarse más para obtener más, si no el esforzarse poco o nada para lograr cada vez más.
Volviendo a la situación de pareja, el caso es el mismo. Las personas tienden a buscar egoístamente un cada vez mejor bien propio a cambio de un cada vez menor esfuerzo.
La vida en pareja tiene sus altibajos sin excepción, y es en los bajos cuando recurrentemente nos desplazamos al pensamiento de "merezco alguien mejor". Pero sería conveniente ponernos a pensar hasta que punto soy responsable del momento bajo, hasta que punto estoy siendo egoísta al pensar en la posibilidad de abandono, y hasta que punto mi máximo esfuerzo me tiene en un momento bajo por estar ligado a alguien con un esfuerzo limitado.
Daniel Mastreta dice "oye! esa persona te ama y tú quieres buscar alguien mejor?".
Yo digo "oye! esa persona te ama, y tú ya te has puesto a pensar si has hecho lo suficiente, antes de buscar a alguien mejor?"
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