domingo, 29 de abril de 2012

Backstabber

Acostumbro leer algunos blogs al azar cuando tengo tiempo y ganas de hacerlo, también acostumbro a jugar videojuegos cuando tengo tiempo y ganas de hacerlo.

Como ya han leído en algunas entradas anteriores, los videojuegos son uno de mis muchos hobbies, uno de los más viejos que acostumbro y también uno que me ha provocado ser señalado por el recurrente dedo que acusa al estereotipo.
Actualmente, ser videojugador (gamer) provoca el ser encasillado por muchas personas como alguien que dedica cada minuto libre de su no-vida a jugar con monitos de colores mientras de fondo suenan bips y bops. Poco a poco ese encasillamiento es menos recurrente, las nuevas generaciones fueron en algún momento gamers y la actividad es menos crucificable.

No ahondaré en las razones por las que día a día es menos mal visto ser gamer, podría escribir una larga entrada al respecto pero no me siento con ánimos para hacerlo, ahora describo porqué.

Hace unos minutos, mientras visitaba algunos blogs al azar, me topé con uno llamado
http://tedichance.blogspot.mx , comenzé la lectura de las tiras que publican (el blog está basado en tiras cómicas) y cual fué mi sorpresa al ver que el sitio retrataba justamente esa parte estereotipada del videojugador, leyendo un poco más me dí cuenta que el autor de las tiras es alguien que se hace llamar "Nesotoru" y que, efectivamente, sabe de videojuegos.

Siendo, tira a tira, el estereotipo más y más recurrente, decidí dejar la lectura y lamentarme de que alguien que comparte el mismo hobbie que yo, ridiculice de esa manera un forma de expresión que después de varias décadas de grandes progresos se topa con la lamentable traición de un aficionado.

A esto súmenle un diseño raquítico y sin imaginación.

Es una lástima que "Nesotoru" queme de esa manera tan intencional el hobbie que grandes satisfacciones me ha dado y que seguramente a él también.

domingo, 22 de abril de 2012

Magaman y yo (parte 3)

Vamos Megaman, logra lo imposible, enamora a tu audiencia mientras salvas al mundo de nuevo!

ECS


Después de que gracias a mi papá pude hacerme de un Super Nintendo, el siguiente objetivo era hacerme de una copia de Megaman X. Era algo raro, "X"? Por extremo? O acaso era el 10 y yo me había perdido en la cronología?
No lo supe hasta que me conseguí el cartucho, esta vez en un intercambio que hice con un compañero ingenuo de la escuela, al cual le entregué un juego feo de aviones que me venía incluído al comprar la consola, y en donde no requerí de mucho trabajo psicológico para convencerlo de que era un trueque en donde él era el único gran ganador. Niños, se dejan impresionar tan fácil.

Ese día llegué corriendo a casa y mi mamá no se encontraba, tenía mucha suerte pues aún no había planeado lo que diría para justificar el llegar directo a jugar ignorando el horario de comida, simplemente no entendería lo que significaba un nuevo Megaman en mi vida.
Inserté el cartucho y todo fué felicidad en esa corta sesión de juego. Mi mamá llegó a los pocos minutos de donde quiera que hubiese ido y era momento para guardar la consola en un tiempo record de apenas unos 15 segundos o menos, el tiempo que le tomaba abrir el portón, cruzar el patio y abrir la puerta frontal. Yo estaba muy contento a pesar de no haber podido ocultar la fechoría, lo que me llevó a ser cuestionado sin obtener una respuesta lo suficientemente satisfactoria (para ella) por lo sucedido.

En las próximas sesiones de juego (ya no a escondidas) Megaman X no paraba de impresionarme, había demasiados detalles a los cuales prestarles atención que terminé abrumado. También había muchos cambios con respecto a los primeros 6 títulos, y eran esos cambios lo que hacían sentir a Megaman X un juego de una franquicia diferente, pero al mismo tiempo se sentía como un legítimo Megaman.
Terminé el juego y aunque me sentí bien por haberlo conseguido, no dejaba de parecerme que había jugado a algo diferente a los anteriores Megamanes, psicológicamente no podía convencerme de que ese era el sucesor de Megaman 6.
Los bosses estaban basados en animales, el Dr. Wily ya no era el villano de la historia (la cual se desarrollaba en el futuro, después de los primeros 6 Megaman), el protagonista era un Megaman adulto que estéticamente era diferente al Megaman chaparrito y regordete con el que compartí tantas horas de mi infancia, en fin; no era un mal juego pero definitivamente era para mí el peorcito de la saga, era preciosísimo visualmente y tenía una calidad de sonido con la que sus antecesores no podían competir, pero yo ya no lo sentía como un Megaman puro.

Megaman X fué un juego que no volvía jugar nunca, me hice de juegos de otras franquicias y esperaba que lo siguiente de Megaman fuera en el viejo estilo que tanto me gustaba.
Leyendo alguna revista sobre videojuegos me enteré que ya estaba a la venta un Megaman X2, y por lo escrito en ella parecía que mi deseo no se había cumplido. Megaman mantenía la línea X y eso no me emocionaba, decidí por primera vez pasar de un nuevo Megaman y no me sentía el traidor de la relación, me sentía la víctima.

Tiempo después, leyendo en otra revista (era 1996, no había internet para las masas) supe de la existencia de un Megaman X3 para Super Nintendo, el cual ignoré por completo nuevamente y apenas 2 páginas despúes hablaban de un Megaman 7 para el mismo sistema!
Recuerdo perfectamente haber leído muy emocionado ese artículo sentado en la cocina y haber golpeado la mesa del comedor de forma seca y sonora; mi hermana se asustó.
Ese "7" era lo que mis ojos querían ver justo después de la palabra "Megaman", imaginaba el regreso del Dr. Wily, Rush, Beat, Roll, Dr. Light y los bosses con el sufijo "man" al final de sus cortos nombres. Y por supuesto imaginaba un triunfal regreso del rechoncho Megaman, el verdadero Megaman.

Los cartuchos de Super Nintendo eran bastante costosos, el país acaba de pasar por un momento económico desastrozo y mi única opción de hacerme de Megaman 7 era recurriendo a los famosos cambios con tianguistas. Visité muchos mercados en varias ocasiones durante algunos meses en búsqueda de una copia del juego y nadie lo tenía, nadie, incluso algunos ignoraban la existencia de este. Recuedo que en alguna ocasión incluso llevaba esa revista conmigo para mostrarles que sí existía y que no mentía, todo en vano.
Megaman 7 tuvo una PÉSIMA distribución en este país, con un tiraje muy pequeño, yo nunca lo vi a la venta ni siquiera en centros comerciales.


Algo así me imaginaba la distribución de Megaman 7 en México

Mi relación con Megaman pasaba por un mal momento, Megaman X no me gustó del todo, dejé pasar voluntariamente X2 y X3, y el título que esperaba parecía no existir en esta ciudad. En un acto de lucidez me di cuenta que lo mejor era abandonar esa idea de ir tras cada Megaman como en los (no tan) viejos tiempos. Disfruté de grandiosos juegos en mi Super Nintendo y en pleno 1997 jubilé ese sistema y me moví hacia el nuevo fenómeno de entretenimiento electrónico: Playstation.


Con ayuda económica de mi papá (el "nunca jamás vuelvo a pedir algo" tenía una caducidad después de todo) compré un Play Station. Y con la misma mentalidad de dejar atrás todo lo que tuviera que ver con Megaman me dispuse a comprar juegos piratas baratísimos de todo tipo de géneros.
No pasó mucho tiempo antes de que me topara con un disco Verbatim que no tenía portada pero sí un "Megaman 8" escrito con marcador permanente, muy feo pero que hizo latir mi corazoncito más rápido en ese momento y que aceleró mi respiración.
Pagué, me fuí derechito a casa y pasé toda la tarde disfrutando del reencuentro con lo que era un viejo amor. Gráficamente hermoso, lleno de detalles por todos lados, con una gran variedad de "cositas" (sprites) en toda la pantalla, una banda sonora no tan épica pero sí bastante buena, altamente colorido, con animaciones muy buenas para su época, y lo mejor de todo: el feeling intacto que compartía con las viejas glorias del Family (NES en América).

Adoré todo Megaman 8, desde su intro animada hasta el final showdown contra el legendario Dr. Wily. Megaman regresaba por la puerta grande a mi vida y llegaba justo en el momento en que yo creía que ya nunca podría emocionarme con otra aventura del robot azul.

sábado, 21 de abril de 2012

Megaman y yo (parte 2)

Durante mucho tiempo Megaman se había convertido en un reto personal a vencer, cada nueva entrega de esta saga de CAPCOM me había exigido mucho como jugador y mi única batalla perdida había sido el primer Megaman que se negaba a ser conquistado, y que tal hecho me hacía sentir como una especie de campeón sin corona, el niño que dominaba Megaman pero que no podía con Megaman.

Grande, Megaman 5. Grande.
Megaman 5 llegó a mi casa sin mayor complicación, simplemente había pasado un año y era el momento de ir por mi nuevo cartucho y fingir que el último nivel de Megaman 1 nunca existió, que al derrotar a los 6 bosses iniciales el juego me mostró un insípido "the end" y que me mantenía invicto con un marcador de 4-0. Yo no quería saber nada de Megaman 1, iba por el quinto y más reciente y no había lugar para la derrota.

Este capítulo rapidamente se convirtió en mi favorito, la diversidad de situaciones que planteaba el título me sorprendía de buena manera y poco a poco empezé a agarrarle mucho cariño.
Megaman en una moto acuática? lo tenía.
Cambio en la gravedad que te invertían los controles? lo tenía.
Música rockerona badass? lo tenía.
Personajes con carisma y personalidad definida? lo tenía.

Cada nuevo nivel que terminaba dibujaba una sonrisota en mi rostro, pero esta vez era una sonrisa diferente, esta vez era una sonrisa más de "ah, que chingón nivel!" y no tanto de "ah, ya estoy más cerca del final!", por primera vez estaba disfrutando del desarrollo de un juego, y eso, sin saberlo, me estaba convirtiendo en mejor videojugador.

Cerca del final del juego (todos los juegos de Megaman, cerca del final te obligan a enfrentar a todos los bosses del juego uno por uno) había algo que me entristecía, sabía que estaba por teminar algo que estaba disfrutando mucho. Una parte de mi quería ver el final ya y presumirse a sí mismo el haber superado de nuevo a Megaman, pero otra parte de mi, más sincera, quería llevarse la sorpresa de que aún faltaba por superar otros 8 niveles ocultos igual o más maravillosos que los que habían desfilado uno a uno frente a mis ojos en los últimos días.

Al final, nada de eso ocurrió, apareció el malévolo Dr. Wily (el villano en toda la saga canónica de Megaman), pausé el juego y me dije algo así como "bueno Wily (lo pronunciaba fonéticamente como se escribe), nuevamente nos encontramos, no quería que fuese tan pronto pero ni modo, es hora de masacrarte".
Seguido de esto, el Dr. Wily me pateó mi orgullosa cola una y otra vez.

Me estaba costando mucho trabajo salir victorioso y el fantasma de mi pasado parecía darme un duro masaje en mi espalda mientras lentamente, con cada intento fallido, parecía sentarse a mi lado dispuesto a abrazarme. Un nuevo Yellow Devil quería hacerse presente disfrazado del Dr. Wily detrás de esa Panasonic de 21 pulgadas y eso solo me desesperaba más y más.

Nota: busqué la manera más digerible de escribir el siguiente párrafo, si no lo entendieran, no se claven tanto.

Tuve que reiniciar el juego desde cero porque el pendejo de mí apuntó los passwords en la libreta de la escuela, la cual, a fin de curso (el fin de curso concordó con el momento que me aproximaba a los últimos nieveles del juego) terminé desechando. Solo contaba con el último password del juego, el cual lo había anotado en la caja de la consola y necesitaba varios E-tanks que estaban regados en los primeros stages y que me los gasté en situaciones no tan complicadas si quería vencer a Wily.

Reinicié el juego, me volví a maravillar con el diseño y regresé a encontrarme con el villanazo Doctor. Después de una madriza más pareja terminé viendo los créditos muy muy muy satisfecho. Algo en mi había cambiado y sabía que se lo debía totalmente a Megaman 5.

Así era el cartucho de Rockman 6 de Family, solo que sin logo de CAPCOM  ni letras en japoonés, solo el título.

Megaman 6 llegó tarde a mi vida, hubo muchos factores que influyeron para que esto sucediera y por primera vez no transcurrió uno si no tres años para encontrarnos de nuevo: en esos años fuí castigado repetidas ocasiones sin televisión ni videojuegos, todo mi dinero era destinado a comprar figuras de Saint Seiya y Hot wheels, me entró un deseo enfermizo de ser el primero en mi clase en todo, Megaman 5 aún me tenía embobado (Megaman 1 era propiedad de mi hermano mayor, un día el cartucho simplemente desapareció, no me di cuenta cuando ni porqué), había vecinos nuevos que me llevaron a conocer a mi mejor amigo de la infancia, etc.
No acudí a tiempo a mi cita con Megaman 6 y estaba muy ocupado para preocuparme por ello (increíble escuchar a un niño de 9 años a lo mucho referirse a si mismo como ocupado), sabía que ya llegaría nuestro momento de reencontrarnos y que sería un encuentro bastante cariñoso más que de odio, como ocurrió con los primeros títulos.

Por aquellas fechas mi hermano llevó prestado a casa un Super Nintendo con un flamante juego llamado Killer Instinct, la fiebre de los videojuegos tocaba a la puerta y tanto ellos como yo enloquecimos con esos alucinantes gráficos y sonido.
Poco a poco busqué maneras de "desocuparme" y pasarla bien con esa consola prestada, una manera, lo recuerdo bien, era parándome a jugar a las 5:00 am y sacrificar el sonido de la televisión y la sensibilidad en mis nalgas, nalgas que eran azotadas cada vez que mi madre se enteraba que su hijito estaba despierto a esas horas "secándose los ojos".
Cuando la consola regresó a su dueño fué un momento doloroso ya que a mis hermanos no les interesaba comprar otra consola y yo no me había portado muy bien por aquellas fechas como para atreverme a perdirles a mi s padres que me compraran una, y más doloroso fué cuando me enteré que para esa consola existía un juego llamado Megaman X, sufrí mucho.

Ávido de una nueva experiencia y resignado a la limitante técnica del viejo Family decidí ir al reencuentro con Megaman. Compré mi Megaman 6, llegué a casa, conecté la consola y me dispuse a jugar de nuevo con los viejos y feos juegos de la que ahora me parecía una vieja y fea consola.
Megaman 6 me dió una cachetada en el rostro, me escupió y me dijo "bitch, please". Antes de los primeros 5 minutos yo ya había recuperado el amor por los 8-bits, Megaman 6 lucía fantástico (a su manera), se jugaba de maravilla (no se puede dominar Killer Instinct en poco tiempo), estaba cargado de novedades, y lo más importante: me recordaba que teníamos un vínculo, por no llamarlo tradición, de dedicarle sin falta tiempo para cada una nuevo juego de la franquicia.
Más allá de la consola, más allá de los años transcurridos, más allá de lo bien que lucían otros juegos, Megaman y yo habíamos logrado un vínculo de fraternidad y sobre todo respeto, difícil de describir.
Disfruté mucho de Megaman 6 y sabía que la evolución natural de la franquicia me invitaba a adquirir un Super Nintendo, así que me dispuse a ahorrar y ahorrar para hacerme de uno.

Go!

Ahorraba y me gastaba el dinero, ahorraba y me gastaba el dinero, ahorraba y me gastaba el dinero.
Mi sueño de hacerme de un Super Nintendo me llevó a vender todas mis pertenencias de valor: mi Family ... y ya, mis pertenencias valiosas se limitaban a eso, no era bueno para ahorrar.
Mi padre estaba enojado conmigo por una travesura que le hice a mi hermana y no tenía cara para pedirle que me lo comprara. Triste y aburrido (vendí el Family antes de que pudiera conseguir el resto del dinero ¬¬) pasaba más tiempo en familia, y caso curioso, comenzé a acompañar a mi padre a cualquier lado que fuera, solo para no aburrirme.

Cierto día pasamos frente a un bazar y entramos a curiosear para perder el tiempo, él se sentía obligado a hacer parada en cualquier lugar que me llamara la atención para distraerme. Cual fué mi sorpresa al ver a la venta un Super Nintendo bien cuidado y bastante barato, aunque aún muy lejos de mi alcance económico.
Mi papá notó mi sorpresa, yo noté que él la había notado (no lo hice inicialmente para que lo notara), y con un muy muy muy humilde "no vuelvo nunca a pedir nada en la vida", corrección, con el más humilde "no vuelvo nunca a pedir nada en la vida" en el mundo, saqué mis billetes y monedas del bolsillo, las cuales las cargaba a todos lados, y se las mostré.
Él no dijo nada, ni sí, ni no, nada; solo tomó mi dinero (que no alcanzaba ni para cubrir la mitad del precio, y eso que nunca había visto un Super nintendo tan barato), se dirigió a la señora que atendía el bazar y completó el costo.
Lloré.

jueves, 19 de abril de 2012

Megaman y yo (parte 1)

Cuando era niño (4-6 años) y mi poder adquisitivo era mínimo, los videojuegos que jugaba se limitaban a los cartuchos que por aquel entonces mis hermanos mayores compraban/intercambiaban. Mi poder de decidir cual era el siguiente título que jugaría era nulo y cada vez que alguno de mis hermanos mayores anunciaban su ida a alguna tienda o tianguis a comprar un juego nuevo (a donde nunca me llevaban) me dejaba en un gigantesco cliffhanger de varias horas.
Esperaba impaciente su regreso con un nuevo y flamante título para comenzar a disfrutarlo viendo, y digo viendo porque el primero en probarlo era quien lo compraba, nunca el hermanito menor que se comía las uñas mirando por la ventana a la espera del sonido caracterísitco del portón de la casa de mis padres y celebrando a brincos el regreso del hermano ausente a su regreso.

Después de algunas horas en las que el hermano en turno disfrutaba de su nuevo juego, y en donde yo no paraba de aconsejarlo como manager preocupado por su futuro virtual, finalmente era mi turno para demostrar lo hábil que era en un título que era la primera vez que veía y del que regularmente no pasaba de la primera fase debido a una inexplicable racha de mala suerte.
En medio de frases como "no puedes", "mejor pon el juego al que ya le sabes", "a ver, para eso querías el control?" mi deseo de dominar el juego nuevo y demostrar que podía ser tan hábil como mis hermanos mayores me llevaba a jugar a escondidas de mis padres y practicar para impresionarlos en la siguiente sesión de juego (que regularmente era los sábados). Sí, mis padres regulaban de maneras muy estrictas mis horarios de juego.

Esta práctica constante, impulsada por la idea de asombrar a mis hermanos me llevó a superar juegos muy difíciles a una muy corta edad. En medio de estos nuevos retos que suponía cada nuevo cartucho, que al parecer ellos escogían de manera bastante random, llegó a casa un juego llamado Rockman (Rockman es el título original japonés del juego Megaman, Megaman es el nombre elegido para América)



Esta era la portada de Rockman, bastante buena en comparación de la americana.

Megaman (como lo llamaré de aquí en adelante) resultó ser un juego particularmente difícil, ni yo ni mis hermanos podíamos terminarlo, lo que provocó en ellos una rápida falta de interés y una obsesión en mí persona por lograr lo que los demás no habían conseguido, pero a pesar de esforzarme y esforzarme no pude lograrlo y terminé frustrado culpando a la endemoniada dificultad del último escenario. Megaman terminó arrumbado y mi atención ya era propiedad de nuevos juegos que mis compañeros de domicilio arrimaban "pa' distraerse".

Cierto día, en una de esas estadías en la ventana vigilando la llegada del hermano que se fué de compras para arrebatarle su mochila e inspeccionar el contenido, cual fué mi sorpresa al ver un cartucho de tono rojizo con con una etiqueta que decía "Rockman 2", debo decir que en mi rostro de niño se dibujó una cara de "reto aceptado" que parecía ser desafiada descaradamente por el rostro del protagonista en la portada.

Esa expresión retadora de "nos vemos de nuevo"

Megaman 2 resultó ser más difícil que el primer Megaman, pero no con un escenario imposible como el último nivel del primer Megaman, así que fué cuestión de tiempo para que a base de prueba y error pudiera ver los créditos (en japonés ¬¬) del final, logro que a mis hermanos ya les valía madres pues ya andaban en plena edad de la punzada, lo que me permitía cada vez más jugar en Sábado, día que anteriormente ellos apenas y me dejaban contemplarlos y darles consejos.

Por aquellas fechas me tocó ver de reojo un Rockman 3 en un tianguis de la colonia, por lo que supliqué a mis hermanos que lo compraran (o cambiaran, ya que por aquellas épocas era común cambiar juegos con los tianguistas pagando una diferencia en efectivo), mi capacidad económica no daba para mucho más que golosinas y el precio de un cartucho nuevo, mejor dicho reciente, se salía de mi presupuesto, por lo que mi única oportunidad de medirme con un nuevo Megaman era a travez de los berrinches y lloriqueos contínuos a mis jóvenes hermanos que preferían "invertir" esa suma de dinero en putos acondicionadores y casettes de moda.

Me encantaba el arte en las portadas japonesas

Después de mucho insitir, mi hermano mayor terminó trayendo a casa Megaman 3, fué la primera vez que sabía con seguridad el contenido de su mochila a su regreso a casa y fué la primera vez que tenía el privilegió de ser el primero en probar un juego (pagado por ellos) antes que mis hermanos. La dificultad se mantenía pero las habilidades de Megaman se habían incrementado y yo ya no tenía 4 años, por lo que terminarlo fue cuestión de una cuantas sesiones, plus, fué el primer cartucho que me vi en la necesidad de rejugarlo después de terminarlo, pues por primera vez reconocí la calidad musical de un videojuego. Fueron "las tonaditas" las responsables de volver a jugar un juego que ya había terminado. Recuerdo haber finalizado Megaman 3 al menos unas 3 veces, el jefe final era la onda y estaba listo mental y económicamente para el próximo Megaman 4.

Cuando recién había salido a la venta Megaman 3 y yo ya lo había terminado, recibí un incremento en mi mesada que me permitió ahorrar durante algunas semanas para cambiar el dominado Rockman 3 por el Rockman 4, gran sorpresa me llevé al ir al tianguis con el dinero en mi puño y mi cartucho azul en el otro y que el vendedor me dijera que no existía un Megaman 4.

"Ah chingao'!"

Esa fué mi expresión al enterarme que mi Megaman 3 era el último de la serie y que mis deseos de jugar un Megaman 4 se desvanecían en un mar de incomprensión.
Apantallado por una gran cantidad de cartucho multicolor decidí cambiar mi juego por otro que no recuerdo cual era pero que resultó ser aburridísimo. Decepcionado y sin dinero, decidí desempolvar el viejo Megaman 1 que nunca terminé y que era una espina que me tenía intranquilo, así que me puse a jugar confiado en que los años transcurridos se encargarían de darme la victoria y oh desilusión: Megaman 1 era tan perro como hace 2 años.
El personaje llamado Yellow Devil (hasta hoy me entero del nombre) aplastó una y otra vez mi ilusión, día tras día. Megaman 4 salió meses después a la venta y así fué como me enteré que Megaman se trataba de una serie anual. Ya arreglaría cuentas con Yellow Devil otro día.

Para cuando salió a la venta, ya era un veterano de la serie.

Pasaron los meses y la insistencia de una copia de Megaman 4 era cada vez mayor con el tianguista, estoy seguro que ya me ubicaba como el mocoso latoso del Rockman 4, había ahorrado nuevamente mientras batallaba con Megaman 1 y quería desquitar mi frustración con su más reciente entrega.
Cuando finalmente adquirí ese cartucho azul, corrí a casa y me dispuse a disfrutar, arrimé la silla más acojinada, le subí el volumen al televisor y ... el cartucho no funcionó.

Lo removí, le soplé (método especializado en reparacion de cartuchos hasta entonces infalible) y lo puse de nuevo, no funcionó. Regresé encabronado con el vendedor y me regresó mi dinero. Megaman 4 se estaba haciendo el difícil y tuve que recurrir a otro tianguista, el cual lo daba más caro y terminé ahorrando otro para de semanas para completarlo.
Cuando finalmente pude hacerme de él y apareció la pantalla del título, toda mi frustración de los últimos 15 días de había ido, el juego resultó difícil como lo esperaba y aunque batallé bastante pude finalizarlo en un par de semanas, lo encontré menos divertido que los 3 anteriores aunque no por eso era malo.

Megaman había marcado mi niñez, el pleito se había vuelto personal.

sábado, 7 de abril de 2012

Sobre descargas


No recuerdo cuando fué la primera vez que comenzé a compartir en este blog los links de la música, libros y otras chucherías que subía a servidores especializados. No recuerdo cuando (me da hueva rastrearlo) pero recuerdo bien que entre las varias opciones que tenía disponible siempre tuvo preferencia Megaupload.
La elección siempre fué Megaupload pues nunca me gustó que Rapidshare me hiciera esperar varios segundos antes de poder descargar contenido y eso me enfadaba (cosa que ha cambiado), Mediafire no me hacía esperar e incluso me dejaba descargar varios archivos a la vez, el problema era que la velocidad de transferencia no era la mejor (recuerdo que Megaupload y Rapidshare me dejaba descargar a unos 200 KB/segundo mientras que Mediafire siempre andaba entre los 120-150), había otros servidores menos populares como Hotfile o Badongo pero para mi mala suerte siempre los links duraban apenas unos cuantos días vivos, a pesar de que las velocidades de transferencia eran similares a las de Megaupload o Rapidshare, una lástima.

Y a que viene esto?

Bueno amiguito, como seguramente ya sabrás, el FBI ha cerrado los servidores de Megaupload acusando al sitio de promover la piratería (me impresiona lo rápido que FBI actuó en contra del sitio) y que en consecuencia provocó que toda la información que compartía se perdiera, bueno en realidad creo que no toda ya que algunas ocasiones tenía la precaución de dobletear y poner mirrors. Así que proximamente me dedicaré un tiempo a resubir los archivos en otros servidores (optaré por Mediafire y si estoy de buenas a Rapidshare), y recuperaré la buena costumbre que tenía de postear algo mas allá de música y libros para alimentar mi ego y presumir que mi blog sobrevivió a su tercer año ... ah sí! y también para compartir mis escritos con la comunidad bloggera.

Así que a partir de este momento le daré mantenimeinto al blog (me gusta mas llamarlo "mantenimiento a links" que "resubir") y darle nueva vida. Nos estamos leyendo pronto.