miércoles, 24 de febrero de 2010

Que mal


Recuerdo que cuando era niño, veía constantemente en los puestos de revistas una publicación llamada ALARMA!, dicha publicación era como la nota roja del periódico pero elevado a la décima potencia. Esa revista era muy popular entre la población debido al morbo que provocaba ver imágenes explícitas de cuerpos decapitados, mutilados, quemados etc. yo tendría escasos 12 años y ya sabía el tipo de público al que estaba dirigido.

Con el pasar de los años, algunos periódicos locales siguieron el ejemplo y comenzaron a publicar su nota roja en primera plana, aún recuerdo ese proceso, inicialmente fue una o dos veces por semana y terminó siendo de diario. Obviamente, estas planas generan mas inseguriad en la gente y al mismo tiempo los periódicos se llenan los bolsillos con el dinero de la gente morbosa. Al cliente lo que pida?

Es triste que el puesto de revistas mas cercano a mi casa sobrevive gracias a este tipo de publicaciones (además de los periódicos "no amarillistas" y las revistas pornográficas), dejando de lado las publiaciones familiares, de tecnología y similares. El mundo cambia y no siempre es para bien.

jueves, 18 de febrero de 2010

Macario

Nunca he sido fanático del cine, he visto varias películas a lo largo de mi vida pero la gran mayoría ha sido acompañado y/o animado por otros (como familia o amigos), hasta la fecha es difícil que yo me ponga a ver una película por mi propia cuenta solo porque no tengo nada mejor que hacer o solo para ver de que trata. La última película que me nació ver fue zombieland y eso solo porque me encantan los zombies, me gustó mucho pero no la volvería a ver de nuevo a solas.

El nuevo cine mexicano no me gusta, se me hace como demasiado artificial, y el de la época de oro simplemente me parece aburrido (a excepción de un puñado de películas que llegué a ver en su momento en compañía de mi madre y de las que ni siquiera recuerdo sus nombres)

En la actualidad el cine que veo es en su mayoría estadounidense y solo cuando me es recomendado por gente cercana y que conoce mis gustos; una de las recomendaciones recientes fue una película mexicana de 1959 llamada Macario.
La persona que me la recomendó nunca me había fallado anteriormente, así que decidí darle una oportunidad a esa película.

Debido a que no soy bueno ni tengo experiencia reseñando cine me limitaré a trascribir una parte de la sinopsis de la siempre objetiva Wikipedia:


Un humilde campesino y leñador llamado Macario ("Ignacio López Tarso") vive obsesionado por la pobreza que sufre y el temor a la muerte. Debido a la precaria situación al borde de inanición que viven él y su familia comienza a anhelar poder disfrutar de un banquete sin tener que compartirlo con nadie.

En su obstinación decide dejar de comer hasta encontrar un guajolote que él pueda comer solo. Su preocupada mujer le ayuda robando un pavo y Macario sale a la soledad del bosque para comerlo a escondidas de sus chilpayates (niños). En el bosque se encuentra consecutivamente con tres enigmáticas personalidades, quienes uno a uno desean disfrutar de su suculento platillo. Sin embargo, Macario se niega a compartirlo. El primer personaje que se presenta es el Diablo (José Gálvez) en forma de un rico hacendatario; el diablo le ofrece primero sus botas con espuelas de plata, pero macario le dice que no tiene caballo, entonces le ofrece las monedas de oro de su panatalon, pero macario lo rechaza diciendo que le cortarían las manos por ladrón, finalmente le ofrece el bosque, pero macario le dice que el bosque no le pertenece a él sino a Dios.

Tampoco lo comparte con el segundo personaje que se presenta, Dios (José Luis Jiménez) en forma de un humilde anciano; Macario argumenta que Él puede poseer cualquier cosa que desee ya que es dueño de todo y lo que quiere es un gesto.

Finalmente se presenta el más extraño personaje, la Muerte (Enrique Lucero), en forma de un campesino indígena en imitación a Macario, pero vestido de negro, que le dice que hacia miles de años que no comía, y macario acepta convidarle (no con temor sino por comprensión), ya que Macario se da cuenta de que ante su ineludible designio nadie escapa. Como muestra de agradecimiento, la muerte le otorga su amistad y le regala a Macario agua con propiedades curativas, las cuales serán infalibles con determinada condición. Este regalo le traerá la fama y fortuna al indio Macario pero también tendrá un alto costo.



El argumento me encantó, a los 10 minutos de iniciada yo ya me había liberado de varios prejuicios hacia el cine "de los papás", cosa que no me hubiera imaginado. La historia en ningún momento se vuelve tediosa ni aburrida y el final es muy bueno. Altamente recomendable.

Aquí la nueva adquisición, derechito a la colección.

sábado, 13 de febrero de 2010

Old School? No thanks, am already graduated


Todo tiempo pasado fue mejor, sera cierto?

Muchos estan en la creencia de que nuestro pasado es mejor que nuestro presente, no se si quien esté leyendo esto tambien tendrá esa misma idea pero al menos a mi no me termina de convencer.
La gente y los tiempos cambian, no somos los mismos que fuimos ayer y no seremos mas los mismos de hoy, por lo tanto no se puede hacer un comparativo totalmente objetivo al respecto. Mucha gente recordamos época pasadas con agrado y nostalgia, nos gusta revivir viejas glorias y disfrutamos de contar nuestras aventuras vividas. Sin embargo, el sobre-atesorar esos momentos tiene un efecto contraproducente, pues puede limitar los sueños e ilusiones de quienes se aferran de esa manera al pasado.

Por ejemplo, cuantas veces hemos escuchado decir esta frase?
"el mejor momento de mi vida fue cuando..."

Es cierto que todos guardamos en nuestra mente momentos especiales que consideramos valiosos, sin embargo, el aferrarse a esos recuerdos como únicos e irrepetibles nos condena a perder un poco la fe en un mejor futuro, un futuro que visualizamos en donde esta clase de satisfacciones no se repetirán y/o no llegarán mejores. No se malentienda, momentos como por ejemplo el nacimiento de tu primogénito son (y serán) irrepetibles.

De lo que hablo es de esas satisfacciones logradas y que tienden a volvernos conformistas. Por ejemplo: a mis 11 años gané el primer lugar en un concurso de conocimientos que involucró a veintitantas escuelas, bonito momento, pero por cuestiones de la adolescencia dejé de darle prioridad absoluta a mis estudios y me dediqué a partes iguales al estudio y al desmadre, desmadre que a su vez me acarrearía también satisfacciones y otros logros de lo que no pienso escribir.

Ahora me pregunto, en este momento soy mas inteligente que cuando tenía 11 años?
pregunta a la que obviamente no hay respuesta.

Tal vez otra persona pensaría "no, antes eras mas listo" "antes eras mejor" o "como ya no has ganados concursos ya no eres inteligente", es difícil compararte con tu yo del pasado, y los que crean ciegmente que su pasado es mejor que su presente es porque talvez se vuelven conformistas y su deseo de vivir y de experimentar cosas nuevas murió.

De lo que se trata es de seguir soñando y esforzándose a partes iguales para que tus logros favoritos sean sustituídos por otros constatemente. A eso es a lo que yo le llamo vivir.

domingo, 7 de febrero de 2010

Decepcionado (a) y con miedos?

Existen millones y millones y millones y millones y mas millones de personas en el mundo, todas ellas diferentes entre sí, pero a pesar de ser tan diferentes comparten muchas similitudes que van mas allá de la raza, credo, costumbres, patria etc.
Una de estas similitudes es el temor a lo desconocido (en mayor o menor medida), no podemos negarlo, nos da miedo todo aquello de lo que no sabemos, y que por lo tanto no estamos seguros de poder controlar.

Nos da miedo iniciar negocios, pues tenemos la incertidumbre de si podremos al menos recuperar la inversión.
Nos da miedo relacionarnos, pues tenemos la duda de si ello pudiera traer decepciones.
Nos da miedo caminar el lugares desconocidos, pues no sabemos si en esos lugares existe gente que pueda dañarnos.
Nos da miedo preguntar, pues desconocemos si la pregunta nos hará ver como ignorantes.
Nos da miedo romper con la rutina, pues es algo que ya dominamos.

Los miedos son cosa de todos los días, y son mas comunes en la vida diaria de lo que creemos, vivimos tan aferrados a ellos al grado que se vuelven algo tan común, algo tan nuestro que es difícil siquiera pensar en la idea de no depender de estas ideas.

La sociedad en que vivimos es un factor que influye en gran medida a que vivamos con estos miedos, allá afuera hay toda clase de gente, desde personas oportunistas que buscarán la primera ocasión para hacerte un daño, hasta gente buena que realmente busca de la manera mas sincera mejorar tu día.

Tratamos con gente que poco a poco se va ganando nuestra confianza, al grado que el día que la traicionan, los miedos que alojábamos se vuelven mas arraigados a nosostros.

Cuantas veces hemos escuchado frases como:
-Todos los hombres son iguales
-Amigos lo huevos y ni se hablan
-No vuelvo a confiar en alguien
-Quieres divulgar un secreto? pues cuéntaselo a tu mejor amigo

Cuantas veces hemos repetido frases de desconfianza (miedo) como esas a lo largo de nuestras vidas?

En alguna ocasión, pensando al respecto, llegué a una solución que me pareció simple y algo estúpida, pensé en ir por la vida sin esperar nada de la gente, la desconfianza me prevenía de llevarme decepciones. Lo puse en práctica y sin darme cuenta esos miedos se empezaron a alejar de mí poco a poco, y eso me agradó, me convertí en una persona diferente. Sin embargo, el trato con la gente se volvió algo frío, lo cual me llevó al otro extremo, la soledad.

En la actualidad estoy en búsqueda de un equilibrio, un equilibrio entre no esperar nada de los demás para no llevarme desilusiones, un acercamiento genuino hacia ellos para no sentirme solitario (situación que me incomoda menos de lo que pensaba) y la confianza de no poseer miedos que me anclen moralmente.

Son como esas dinámicas en las que te dejas caer de espaldas y tu compañero te detiene antes de llegar al suelo, ellos te piden que lo hagas y aunque lo mas probable es que te sujeten, en tu mente se dibuja la posibilidad de que no lo hagan.
Una vez en el suelo el dolor de la decepción es nulo, pues sabías de antemano que cabría la posibilidad de que ocurriera.
El pensar de esa manera evita llegar a ambos extremos, no te niegas a dejarte caer (soledad) pero tampoco visualizas como única posibilidad el que seas sostenido antes de llegar al suelo (miedos/incertidumbre)

Esto me lleva a pensar, si la gente supiera todo lo que deja de hacer por miedo...