miércoles, 21 de octubre de 2015

Borrador 2

La quietud y serenidad de un mundo gris: Ignorado suceso, mal atribuido a caprichos de pigmentos y de superficies que reciben al cansado viajero estelar que a la falta de vida y emociones.
Mundo que alberga la acumulación interminable de generaciones de don-nadie, sepa-quien y sabe-cual. Mapaches y humanos coexistiendo en lugares de reunión que suelen llamar ciudades.

Todos iguales, nadie diferente, el molde más resistente jamás fabricado para proveer una interminable cadena de sociedad. Línea de producción monocromática que se crea y se consume a sí misma.
Ciudad de calzado, aglomeraciones y sobrepoblación. Miradas al suelo que no se cruzan por temor al contacto. Personajes fabricados para consuelo de las masas. La necesidad de héroes y valientes cubierta con falsos estereotipos de seres ejemplares en cantidades risibles.

Nadie lo nota, ignorancia disfrazada de esperanza que conforta a los pasajeros de este viaje al que nadie subió voluntariamente.
Una lenta evolución que llevó en extrañas circunstancias a la mezcla de bípedos y cuadrúpedos a la homogeneidad sin color que nadie nota. Ambos compartiendo un espacio privilegiado en el universo y que nadie aprende a apreciar. Limitada percepción que lleva al conflicto, la maldición de aprender a comunicarse implícita en el conocimiento heredado.
Siempre conflictos, siempre carencias, gris manto que cubre todo lo que la vista percibe. Una visión colectiva sin vida que lleva al conformismo, el cual se toma de las manos con su inseparable compañero confort para lograr la dupla más difícil de vencer en un mundo que no te da nada.
Una ciudad donde la palabra “individuo” tiene un significado consecuente de la anhelación. Largo suspiro que evoca la falsa idea de acumulación de riquezas, fama y fortuna. Decepción global. 

Decepción global. Decepción.

Lugar de zapato que se transforma en una invitación al hospedaje de más y más seres en gris. Una cultura más que culpa a líderes y superiores por su mala racha personal en su limitado tiempo material. Estilo de vida que acaricia de formas mecánicas la idea de priorizar la superioridad en base a la acumulación de metales y plásticos.
Escenario mal iluminado que aloja las peores y más uniformes actuaciones de una obra bien escrita pero mal dirigida llamada “Existencia”. Gritos silenciosos de una sociedad que no trascenderá más allá que en el recuerdo de un satélite natural hecho de cacahuate. Tierra de ancestros que no fueron mejores que nosotros, y que al mismo tiempo no podemos igualar.

Orgullo de pertenecer a un grupo de contemporáneos que por causas del azar nos coloca en una coordenada geográfica aleatoria, una coordenada más que no nos lleva a ningún lado. Orgullo que no sirve para nada pero que significa todo para la mayoría. Ciudad que contrasta con las otras grises por su ubicación en un plano. Un esfuerzo supremo haber nacido aquí, pensarán la mayoría.
Sin alteración a los sentidos. Sin la alteración adecuada por los las razones correctas. Mar de malentendidos que deriva en una implosión de tristeza. Sentimientos negativos magnificados por una pobre percepción.

Así es la vida aquí, ojos de mapache que miran tan gris como cualquier otro par.
Un día más en la comunidad sin color. Mapache que se pierde en multitudes de cotidianidad. Una vuelta más sobre su eje este marchito planeta. Una nueva puesta de sol que sólo nos recuerda que cada día morimos más y más.
Sendero de rutina que lleva de punto A a punto B y viceversa. No hay novedades, no hay nada relevante. Parvada de gente demasiado ocupada en lamentarse. Desfile de rostros indiferentes sin intención de saber de los demás. Oleadas de compatriotas carentes de vida, sin energía más allá que la necesaria para continuar respirando.

Mapache agonizante, agonizante desde su llegada a esta realidad. Espíritu de luz que crece contaminado por erróneas creencias populares. Mapache sin mayor ambición que seguir siendo parte del corporativo de ‘no hay nada para mí en este mundo’. Ahogado por influencias que no puede filtrar, opiniones que saturan y moldean su pensamiento. Un grano de arroz más en el saco, sin particularidad ni talento.
Canino que no vale la pena describir. Frustrado como el resto, cansado como el resto. Rico agar para para la colonia conformista. Poco que mencionar, hocico negro y cola rayada. Características irrelevantes pero de impacto determinante en una sociedad que glorifica el culto al cuerpo. El poder de las suposiciones.

Mapache viejo que vive una etapa más, una sin nombre. Hace tiempo que se acabaron las clasificaciones existenciales. Un producto más que no hace diferencia alguna en el orbe, dispensable como el resto.
Trabaja duro. Obedece. Educación militarizada que forma grises listos para unirse a una sociedad de carencias. Individuo sustituíble sin un nombre que lo haga sobrevivir a la historia. Un mapache más sin mayor importancia. No leyenda, no héroe. No amigo, no enemigo. 
Un mundo donde tales palabras no tienen un significado. No tan importante para merecer amigos. No tan importante como para ganarse una enemistad. Un rostro más en la multitud. Un desperdicio en favor del mal llamado bien común.





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